El llamado a la unidad de la izquierda no es una fórmula de exclusión de aquellos que tradicionalmente no se han considerado de esta orientación política, sino una invitación a todos los sectores de la sociedad, sin distinción alguna, a que se sumen de manera ética, sincera y sin vacilaciones al propósito de hacer realidad los ideales de justicia y equidad.
Permítanme expresarles el sentido que doy a la conformación de la izquierda en Colombia hoy. Como señala John Rawls, uno de los principales exponentes de la filosofía política del siglo XX, existen tres presupuestos básicos para que una sociedad alcance unos niveles mínimos de justicia. En primer lugar, la consagración de unos derechos y libertades básicos e igualitarios para todos los individuos asociados con las clásicas libertades, es decir, libertad de expresión, de circulación, de asociación, libertad de conciencia, libertad de empresa, etc.; en segundo termino, el elemento central que ha caracterizado de una u otra manera las críticas que desde la izquierda se han hecho al capitalismo, es decir, la certeza de que resulta imposible hacer realidad esas libertades sin satisfacer las necesidades básicas de los individuos; y en tercer lugar, la aceptación de tratos desiguales en la sociedad únicamente en aquellos casos en los cuales estas desigualdades redunden a favor de los menos favorecidos. En pocas palabras, la defensa de una idea central según la cual es imposible desarrollar cualquier expresión de libertad cuando la población debe soportar hambre y no encuentra satisfechas sus necesidades más básicas.
Como ningún otro sector político en el país, la izquierda puede reclamar estos presupuestos como bandera política, en especial, aquellos que hacen énfasis en la necesidad de una sociedad más equitativa e igualitaria. Nadie podría creer honestamente que los partidos tradicionales y el actual gobierno, a pesar de los giros ideológicos que suelen dar, puedan inscribirse hoy por fuera del neoliberalismo, tendencia que han incentivado por años y que se antepone diametralmente con los principios recién señalados.
Habrá que entender que la denominación de izquierda y la necesidad de emprender el camino de unidad no es una fórmula de exclusión de aquellos que tradicionalmente no se han considerado de esta orientación política, sino el llamado a todos los sectores de la sociedad, sin distinción alguna, a que se sumen de manera ética, sincera y sin vacilaciones al propósito de hacer realidad aquellos ideales de justicia.